Joan Laporta, un caso Schwarzenegger


Un azote en condiciones es lo que se merece Joan Laporta. El presidente del Fútbol Club Barcelona ha decidido que ‘ya está capacitado para gobernar Cataluña’. Así lo ha afirmado, claro, contundente y convencido por la sombra de su propio ego.

No vamos a decir que Laporta es tonto: licenciado en Derecho, con máster en Derecho de Sociedades y Expertos tributarios y diplomado en Derecho de sociedades mercantiles, tuvo alguna experiencia política en los años 90, cuando fundó el ya desaparecido Partit per la Independència. No tuvo éxito y se dedicó a aquello en lo que ha triunfado: el fútbol y los negocios. Porque el fútbol no es más que un negocio, uno de esos que por suerte han salido bien. Así, con una gran estrategia, Laporta se convirtió en el apuesto hombre de gran capacidad comunicativa, siempre perfecto ante los medios y con dos debilidades peligrosas: su ego y las mujeres.

Todos hemos visto la transformación de Laporta. Al margen de su excelente gestión al frente del Barça, Laporta se ha convertido, innegablemente, en una persona ambiciosa, prepotente, insolidaria, autoritaria, que impone sus ideas (ha politizado por completo el Barça). Le gusta ser mirado, se encanta a sí mismo (ha utilizado al Barça como plataforma de promoción personal) y es déspota e intransigente.

En la política ha de primar (teóricamente) la vocación de servicio, la prudencia, la transparencia, la experiencia, la honestidad, la fiabilidad, la sabiduría, el respeto por todos los que conforman la sociedad y no sólo por aquellos que tienen ideas afines al político y, sobre todo, el sentido común (el que te empuja a no pasar semidesnudo por un arco del aeropuerto, sí, sí, ese). Si Laporta tiene intención de presentarse a las próximas elecciones catalanas, como ciudadanos deberíamos plantearnos si queremos ser representados por alguien que carece de todo lo citado.

Un artículo publicado en LaVanguardia.es el día 4 de enero (¡hace menos de un mes!) informaba que a Laporta le "seducía" la idea de presentarse a las próximas elecciones a la Generalitat pero que todavía no sabía hacia dónde encaminarse. En una entrevista publicada en El Mundo, el presidente del FC Barcelona decía que no sabía si decidirse por CIU o por ERC y que quizás fundaría un partido nuevo. En otras entrevistas afirmó que si entra en política "es para ser presidente de la Generalitat y para gobernar, no para decidir quién gobierna".

Es decir: en menos de un mes, Laporta ha sacado por su boca todas estas ‘perlas’ sin tener un programa claro ni una planificación seria. El presidente azulgrana carece de todo menos del deseo de ser el héroe de un catalanismo intransigente y fascista. Es nuestro Schwarzenegger particular y, sólo por eso, merece un azote.

Enlaces de interés:No al Laporta político”. (Encuestas de LV.es)