Jueces sin juicio y el mundo está loco

Vale vale, la hemos cagado y damos gracias al user Daniel, que no sabemos quién es pero que muy educadamente nos ha dicho que el que debiera ser el azote de hoy (Ramoncín) estaba desfasado. Nos hemos colado, ¡el azote debiera ser para nosotros!

Pero como hay alguien que se lo merece más, ¡pues se lo hemos reservado! Hablamos de la Audiencia de Valencia, que ha condenado a una anciana con alzheimer por cometer el error de estar presa de su enfermedad.

Pongámonos en antecedentes: resulta que una pobre mujer anciana de 87 años enferma de alzheimer se levantó de su cama una madrugada y salió de su casa (con pijama y tal) para dirigirse, totalmente desorientada y obviamente sin saber lo que hacía, hacia la autovía A-3. Se metió en ella y provocó un accidente en el que el conductor quedó levemente herido. En principio, el juez consideró que esta fatal casualidad no fue culpa de la anciana, sino de la enfermedad, y la absolvió.

Pero el conductor afectado recurrió, y el caso llegó hasta la sección segunda de Valencia. El afectado culpaba al hijo de la anciana por no haberla tenido en cuenta y pedía una indemnización y la revisión de la sentencia. Así, la Audiencia de Valencia ha condenado a la mujer a pagar 2.084 euros de indemnización a los ocupantes del vehículo.

Desde nuestro punto de vista, los que se pegaron el piñazo no merecen un azote, sino varios. Hay que tener valor para pedir a una anciana que tiene la peor enfermedad que puede tener un ser humano 2.084 euros. Hace falta tener poca sensibilidad social y humanitaria para tratar a una anciana como si fuera un cervatillo que se cruza en la carretera. Parece que nos olvidamos de que nos puede pasar a nosotros y de que nosotros también vamos a llegar a viejos. Aunque cueste pensar en ello.

A veces hay casos que no tienen culpables, y este es uno de ellos. A veces, las casualidades traen desgracias. Esta podría haber sido una gran desgracia, pero no lo fue, entonces, ¿por qué no relativizar el asunto? La tragedia está en el poco entendimiento de las circunstancias de esta persona, en no comprender el drama que supone para esta mujer y para toda su familia el estar perdiendo el juicio, la memoria y su capacidad cognitiva... Aunque nada comparado con carecer completamente de humanidad, claro. ¿En qué mundo vivimos, que ni los jueces tienen ya juicio?