'Toma cero y a jugar', paradigma de la cutrez televisiva

 Hoy nos apetece azotar al concurso televisivo que más rabia nos da. Se llama 'Toma cero y a jugar...' y aunque parezca sacado de la época de las mamachicho, se emite cada tarde en Tele5 antes de Pasapalabra. Se trata de un programa que evoluciona del concurso que presentaba Jesús Vázquez, el de las cajas. Con el doble de medios pero el triple de cutre.

Empezamos por el presentador, que no es otro que el actor David Venancio Muro. Siempre me he preguntado por qué todas las presentadoras en la televisión (menos Paz Padilla, pobrecilla) tienen que estar buenísimas y los presentadores tienen que ser o bien gays con plumilla o bien horrendos pero "graciosos". El pobre Venancio no es ni una cosa ni la otra (porque aunque es poco agraciado, intenta sin éxito ser ocurrente). Lo que más rabia da es cuando marca la respuesta del concursante y pregunta, al unísono con el público, ¿seráaaaa ---------? ¡Dios! Qué cutre. Y lo peor de todo es que te puedes descargar el politono "¿seráaaaa?". Más triste imposible. Es peor incluso que el momento en el que va a confesarse a la cámara y hace un resumen de lo que ha sido el paso del concursante por el programa. Patético.

Pero más triste que David Muro (que por cierto, se podía haber quedado en Escenas de Matrimonio, que es lo suyo) son los azafatos. Hay dos grupos, el de chicos y el de chicas (que vaaa, en Tele5 no hay sexismo, hombre, por Dios... ¬¬). Los chicos parecen gays y las chicas no van más cortas porque si no tendrían que hacer el programa a partir de las 12 de la noche. La cosa es que la ristra esta de personajes floreros que se piensan que están tremendos (cuando en realidad sus físicos dejan bastante que desear, menos el de la chica que abre las puertas) están, como hemos dicho, en dos grupos separados, y lo único que tienen que hacer es hablar medio minuto (imaginamos que seguramente para más no dan) y abrir un papelillo donde el concursante espera, movido por el factor suerte, que haya un cero. Una de las cosas más extrañas del programa (y que todavía no entiendo) es por qué cuando el concursante escoge azafato, el presentador le obliga a escoger entre chico o chica y a decir el nombre, con lo que es muy cansino oír: CHICO, SERGEI. ¡Joder, que si vas a decir el nombre, ya sabemos de qué sexo es, coño! CHICA, LUCÍA. ¿ALGUIEN LO ENTIENDE? ¡ME PONE NERVOSIOOO! Claro que tampoco se explica por qué la productora se gastan la pasta en el sueldo de 20 mojigatos pudiendo poner pantallas por ordenador o cajitas, o colorcitos, o puertecitas, o alguna patraña de esas, pero eso es otro tema, por lo menos fomentan el empleo y se contenta a los cuatro jubiletas que están viendo el programa y que a cambio se tienen que tragar las canciones de uno de los azafatos que sale con una guitarra (vergüenza ajena).

Vayamos con los elementos del programa, porque hay algo que nos pone especialmente de mal humor. No sé si os habréis fijado en las musiquillas de fondo que hay en la parte final del programa, en especial una que parece salida de una película del oeste (todavía no entiendo qué es lo que ambienta, ¿que la muerte tiene un precio?) y otra que es el tema de Tubular Bells de Mike Olfield, que supongo que lo ponen para dar tensión al programa, aunque queda fatal en ese contexto.

Pero lo más raro de todo es cómo puede ser que alguien vaya a concursar ahí sabiendo que, en realidad, lo que quieren es ridiculizarle. Tele5 aprovecha esta patraña de concurso al que acuden dos familias desesperadas para que éstas expliquen por qué necesitan 120.000 euros, es decir: para que digan lo desgraciadas que son. Responden no sin esfuerzo a preguntas de un nivel cultural de párvulos para entrar en la final. Una vez en ahí, el concursante se pone (en fin, le ponen) un ridículo gorro de Napoleón Bonaparte donde el presentador pega palabras y los familiares tienen que hacer el mono para decirle el mote con gestos. Después tienen que ir abriendo puertas para conseguir la pasta y, en la recta final, cuando están con toda la tensión del momento porque estan a punto de solucionar todos los problemas de su vida, el programa hace leer al concursante una carta para explicar quién es, a qué barato empleo se dedica, cuánto debe de hipoteca, qué familiar tiene enfermo (siempre hay alguno por ahí) y cómo podría solucionarle la vida ni que sean 2.000 eurillos. Y es con eso, con la necesidad y con la incultura, con lo que juega Tele5 para hacerles una oferta económica irrisoria que terminan aceptando.

Y en fin, esta es la apuesta de Tele5 para competir con 'El diario de Patricia' (otro digno de ser azotado). Menos mal que tenemos TDT...

3 comentarios:

En un momento del programa ponen la canción de Gladiator... y me gusta :-PP

 

Pero te gusta la canción o el programa????

 

La canción mujer!! jajaja El programa es patético... pero algunas veces me lo miraba... cuando disponía de tiempo para vivir... :-P